Las espinacas con bechamel me han gustado siempre, y eso que no es un plato muy aceptado entre los niños; yo no sé si de pequeña me animé con Popeye a probarlas o qué pudo ser, pero es de mis verduras favoritas...
En cambio a mis hijas todavía les cuesta comerlas, a la mayor ya le van gustando pero la pequeña no quiere ni verlas... Tiempo al tiempo.
Para el que no lo sepa, y tenga problemas con el hierro, éste mineral se absorbe mucho mejor de esta verdura que por ejemplo de las lentejas.
Las podéis comprar frescas o bien congeladas, sabréis que las venden ya lavadas en bolsas, o bien prensadas en paquetes congelados.
Ingredientes:
Un manojo de espinacas frescas
un poquito de sal
un rochillo de agua
Ingredientes para la bechamel:
aceite, sal, harina
un poquito de nuez moscada (opcional)
leche
Elaboración:
Primero rehogamos las espinacas con un chorrito de agua, muy poquita, y sal. Cuando estén cociditas, las escurrimos bien. Si lo deseáis podéis batirlas con la batidora, en el caso de los niños las comerán mejor.
Haremos la bechamel con un poco de aceite, en el que tostaremos un poquito la harina sin que se queme, e iremos añadiendo leche removiendo bien para deshacer cualquier grumo, si no conseguís deshacer bien los grumos podéis utilizar la batidora para que nos quede lisita, si queréis le ponemos un poquito de nuez moscada y a veces yo también le añado unos piñones y pasas, pero eso ya lo dejo a vuestro gusto.
Mezclaremos bien las espinacas que tenemos ya escurridas, con la bechamel, yo suelo hacerlo en una sartén, y una vez que estén bien integradas las dos juntas, bien calentitas, podemos servir.
A mí me gusta acompañarlas con pan frito en rebanadas.
2 comentarios:
Una delicia de receta y para mi también con estas tostaditas,me encantan¡¡¡
un besito enorme y feliz semana.
Hola Inma!
Gracias por tu visita, encantada de conocerte!!
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